25/2/09

El rayo



Sucedió en un pequeño pueblo del sur de la provincia de Badajoz, Casas de Reina, situado a unos cinco kilómetros de Llerena y junto a los yacimientos arqueológicos de la antigua ciudad romana de Regina.

Un día, posiblemente a finales del siglo XIX, estaba el pueblo reunido en la iglesia, un sobrio ejemplar renacentista del tipo iglesia-fortaleza, mandado construir por la Orden de Santiago. Mientras se celebraban los cultos, se desató una impresionante tormenta seca, así llamadas porque no terminan en agua. Situado el pueblo al lado de un castillo y casi en la falda de una pequeña sierra, es un lugar muy propicio para atraer todo tipo de descargas eléctricas. Una de ellas vino a caer aquel día sobre la iglesia, recorriéndola a lo largo, desde el presbiterio hasta la puerta del perdón, y produciendo a su paso una enorme grieta en los muros, visible aún hasta hace pocos años. Salieron todos precipitadamente del templo y fue entonces cuando descubrieron asombrados cómo una mujer que había estado sentada en el suelo, al pie del púlpito, tenía el velo completamente quemado, sin que ella hubiese sufrido el más pequeño daño. Considerado el hecho como un milagro, se le atribuyó al Cristo de la Sangre, venerado en la iglesia parroquial, y se instituyó una fiesta, el día 4 de mayo, para recordar el prodigio. Dicha fiesta se continúa celebrando todos los años, hasta el momento presente.

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